Una democracia participativa
(por Carlos A. Trevisi)
Acerca de la libertad, “prima inter pares”, y la ley.
El ordenamiento legal establece que la libertad de cada uno termina donde comienza la de los demás. En ese sentido, la ley es el marco regulador de las relaciones entre los ciudadanos y entre las naciones; marca los límites; es seguridad, razón, taxonomía, cantidad. La libertad, sin embargo, fuera del ordenamiento legal, trasciende lo meramente relacional para dispensar el encuentro, el acto desalienante por excelencia, "el instante de suprema lucidez que somos capaces de alcanzar los hombres" (José Isaacson) (1). La auténtica libertad consiste, así, en la creatividad espontánea con que una persona o comunidad realiza su verdad, es fruto de una fidelidad sincera del hombre a su propia verdad. La libertad es conciencia, es el adentro-verdad; es diálogo, comprensión; comunión; solidaridad, exigencia, amplitud, reflexión, apertura, pasión, justicia... La libertad devela, esclarece, amplía, invita; es incierta, incómoda; está más allá de la ley. En este contexto la libertad no sólo no se acota sino que se amplía en el encuentro con otras libertades; la insignificancia de uno en libertad deviene en la grandeza de una comunidad en libertad. La ley vela, oscurece, limita, obliga; es sólida, confiable; certera, ... (Artículo completo en: una democracia participativa)
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