El pragmatismo de Occidente ¿o su miseria?

jueves, octubre 27, 2005

¿Ha habido un cambio en educación con el PSOE?

(por Carlos A. Trevisi)
Este artículo fue enviado por el autor y publicado por el Diario del Noroeste cuando el PP todavía estaba en el poder. Es una buena ocasión para comparar, transcurrido 1 año y medio desde que Zapatero Gobierna, las circunstancias educativas en las que se mueve España bajo el gobierno del PSOE.

El abandono de los principios en nombre de una responsabilidad que el poder político asume libremente –léase Bush, que conculcó lo que le plugo después del 11D, o Duhalde que en Argentina, asumiendo “responsablemente” la salvación del país, acaba de dictar “contra legem”, por inconstitucional, un decreto que echa por tierra el derecho de la ciudadanía a querellarse con los bancos- el abandono de los principios, decíamos, como queda demostrado, está atado a una realidad que excede el marco jurídico.
La política, más cerca de las circunstancias que de los principios, acomoda las cosas según intereses que, generalmente, sólo coinciden con los del hombre común cuando se trata de asuntos domésticos en los que éste tiene una cierta capacidad de elección: si la propuesta del Partido Popular en España respecto de la Seguridad Social me resulta más que la del PSOE, seguramente mi voto irá para el PP. Difícilmente se pongan en juego “principios” en el abordaje de estas responsabilidades: todo el mundo coincide en lo que debe ser y las discrepancias giran mas bien en torno de los “cómos”.
De entre las responsabilidades ineludibles del estado –salud, justicia, seguridad, defensa y educación- defensa y educación participan simultáneamente de los intereses de la globalización y de los específicamente nacionales. En este sentido, educación, que es el que nos atañe, se orientará en un sentido o en otro a partir, no tanto de los principios, sino de la orientación que tenga el gobierno de turno respecto de la inserción del país en el mundo globalizado.
En este punto se produce una quiebra sin solución de continuidad. La coincidencia ideológica del gobierno del PP con la globalización lo hace partícipe activo de su ideario, entre cuyas vertientes, la educativa no puede ser ajena a una impronta donde los niveles de excelencia en los conocimientos específicos postergan el saber epistemológico. Se abandona así la integralidad del principio educativo en beneficio de una capacitación cuya servidumbre está atada antes bien al mercado que a la persona.
La mayoría de la gente, que ha votado al PP, le ha dado el poder suficiente para que aliente una política educativa de la que puede disponer discrecionalmente: 1. tiene mayoría en el parlamento para imponer su peso, como lo hizo con la ley universitaria. 2. goza de la ventaja de que la educación es un asunto emergente, nunca urgente y de que los resultados de su accionar se verán, como muy tempranamente, dentro de 25 años; 3. la mayoría de la gente no entiende del tema y consecuentemente le interesa poco; si agregamos que no están nada conformes con la escuela de sus hijos, la conclusión es que yendo España bien , “algo” hay que hacer para consolidar ese bienestar: todo el mundo dice que “antes” se aprendía “más y mejor” ; 4. los docentes, agobiados por las calamidades que según una gran mayoría del colectivo ha traído aparejada la LOGSE, reduce aún más el espectro contestatario: según manifiestan, y sin duda están en lo cierto, no es posible dar clase; 5. Los que protestan son jóvenes apoyados por un partido que impuso la LOGSE, el PSOE; 6. La selectividad ayudará a mejorar el nivel...
Todo está dado como para que el gobierno, una vez más, decida según su interés, aunque en este caso apoyado por una gran mayoría electoral a la que sin duda adherirá el colectivo docente haciendo primar sus intereses personales.
El hecho de que el análisis previo satisfaga la planicie de la percepción pero no sirva como argumento para atacar el problema desde la espesura que lo inmoviliza, desde sus adentros, me ha hecho reflexionar acerca de otras variables.
Me extraña, por ejemplo, que en este proceso de cambio no se incluya a la familia y a los docentes y todo se circunscriba a la Logse. Sinceramente creo que los problemas básicos de la educación española radican en la familia –que no entiende no sólo lo que es la educación sino lo que es un hijo- (España registra un 60 % de analfabetos funcionales y “deposita” a sus hijos en la escuela mientras aprovecha “la España que va bien” endeudándose en coches, y en ordenadores que no usa) ; a la LOGSE, que efectivamente trastoca cualquier proyecto educativo serio sosteniendo en las aulas a un porcentaje de chavales a los que importa poco lo que se les imparte, y a los docentes que, más allá de las angustias que padecen, tienen el puesto asegurado cualesquiera sean sus aptitudes (y actitudes).
Difícil será mejorar la familia en una gestión de gobierno no precisamente epistemológica en la que la mira es el bienestar económico.
Tampoco hay agallas para hacer revalidar las condiciones didáctico-pedagógicas de los docentes cada dos años (con lo que se lograría una renovación muy saludable) levantando la vigencia de su perdurabilidad “sine die” en el cargo.
Los sistemas que cuentan con el hombre como eje determinante de los resultados que se aspiran a obtener, miden su eficiencia por la capacidad de tolerancia que tienen para con los inútiles.