Invertir en conocimientos
(por Carlos A. Trevisi)
Hablábamos en algún artículo anterior de las inversiones que caben hacerse dadas las actuales características de las circunstancias que vivimos. Si bien nos asiste el derecho y hasta la obligación de manejarnos teniendo en cuenta que la vejez está a la vuelta de la esquina, esto no justifica de ningún modo que encaremos inversiones desde el “lustre” social antes bien que desde nuestras necesidades.
El mundo de la información marcha hacia el conocimiento. No lograremos este conocimiento si no nos preparamos adecuadamente. Todo indica que no lo estamos haciendo lo cual es grave no sólo por nosotros, sino también por nuestros hijos.
Félix de Azúa (http://www.epdlp.com/%20escritor.php?id=1425), en El País, ante la pregunta "¿cuándo compró un libro por última vez?", el 61% de la población manifestó llevar más de un año sin comprar uno. No somos afectos a la lectura; las nuevas tecnologías no despiertan nuestro interés (España es el país de la U.E. con menor cantidad de usuarios de Internet -18.6 %- ); el teatro, otrora cuna de inquietudes y de excelentes dramaturgos y actores, ya no interesa. Las cifras son escalofriantes. La SGAE ratifica con estadísticas las causas que pueden provocar ese abandono en un informe sobre "Hábitos de consumo cultural": La mitad de los españoles no ha leído un libro ni tiene intenciones de hacerlo y más de la mitad de los hombres son analfabetos funcionales. “Se leen poquísimos periódicos “comprueba Vicens (El País). Mientras en el resto de Europa el porcentaje de lectores de diarios es del 52,8 %, en España sólo lee el 35,9 % de la población. Navarra y País Vasco son las comunidades más lectoras (57 y 56 % respectivamente). En Cuenca sólo lee el periódico el 13,3 % de la población.
Si bien el problema no es político su solución sí lo es. El gobierno ha desatado un verdadero cambio en lo que se refiere a los hábitos sociales –casamiento entre homosexuales; en la moderación, que impone una actitud reflexiva en la ciudadanía; en el impulso de las nuevas tecnologías; en el aumento de los presupuestos para la investigación y mil detalles más que hacen a los derechos que nos caben como ciudadanos.
Pero no es en el ámbito del gobierno nacional o de las autonomías únicamente donde deben llevarse a cabo tales iniciativas. Corresponde a los municipios poner en acto la revolución que se ha desatado en el orden nacional atendiendo las necesidades de la ciudadanía según las características socioeconómicas de cada lugar.
Si se trata de promover el libro, los políticos locales tendrían que abocarse a algo más que a instalar quioscos de venta. ¿Por qué no organizar la “Fiesta de la lectura”, dedicando una semana completa al evento? Se podría convocar a vecinos, buenos lectores, para leer cuentos cortos; a cuentistas, que sepan relatar; iniciar a los jóvenes y niños en talleres para aprender a escribir, etc. etc., todo esto, claro está con la convocatoria que se hará de editoriales como Edelvives, SM, CCs y tantas otras que gustosamente se instalarían en el pueblo durante toda la semana.
Si de impulsar las nuevas tecnologías, ¿por qué no lanzar unas “Jornadas de Nuevas Tecnologías” aplicadas a la educación? Para eso se contaría con las escuelas e institutos del lugar, pero sobre todo, con las fuerzas vivas del pueblo que colaborarían a cambio de la promoción de sus propias actividades. ¿Por qué no iniciar un “blog” que contenga los eventos de las jornadas, o enseñar a los chicos a investigar en Internet, o explicar a los políticos que cada uno de ellos en el pueblo tendría que tener un “blog” para poner al alcance de la gente sus iniciativas, compromisos y demás? ¿O instalar un wi.fi que cubra todo el pueblo?
Si de leer el periódico, ¿por qué no revitalizar la idea de hacerlo a partir de aquello para lo que se debe consultar en el siglo XXI, explicar su diseño, hacer entender a la ciudadanía que no sirve para informar –aunque lo haga- sino para esclarecer a través de sus comentarios?
Si cada pueblo de España dedicara 4 semanas –una por estación- a estas actividades sin duda la gente abriría las puertas del conocimiento, especialmente los jóvenes, y descubrirían que temas tales como la política, las ciencias, el arte y la cultura también los involucran.
Se recomienda la lectura de un cuento de Asimov “The Fun They have” que habla de ese mundo nuevo a través de dos chicos que se asombran al descubrir un libro. (Ver http://users.aber.ac.uk/dgc/funtheyhad.html , en Inglés)
Hablábamos en algún artículo anterior de las inversiones que caben hacerse dadas las actuales características de las circunstancias que vivimos. Si bien nos asiste el derecho y hasta la obligación de manejarnos teniendo en cuenta que la vejez está a la vuelta de la esquina, esto no justifica de ningún modo que encaremos inversiones desde el “lustre” social antes bien que desde nuestras necesidades.
El mundo de la información marcha hacia el conocimiento. No lograremos este conocimiento si no nos preparamos adecuadamente. Todo indica que no lo estamos haciendo lo cual es grave no sólo por nosotros, sino también por nuestros hijos.
Félix de Azúa (http://www.epdlp.com/%20escritor.php?id=1425), en El País, ante la pregunta "¿cuándo compró un libro por última vez?", el 61% de la población manifestó llevar más de un año sin comprar uno. No somos afectos a la lectura; las nuevas tecnologías no despiertan nuestro interés (España es el país de la U.E. con menor cantidad de usuarios de Internet -18.6 %- ); el teatro, otrora cuna de inquietudes y de excelentes dramaturgos y actores, ya no interesa. Las cifras son escalofriantes. La SGAE ratifica con estadísticas las causas que pueden provocar ese abandono en un informe sobre "Hábitos de consumo cultural": La mitad de los españoles no ha leído un libro ni tiene intenciones de hacerlo y más de la mitad de los hombres son analfabetos funcionales. “Se leen poquísimos periódicos “comprueba Vicens (El País). Mientras en el resto de Europa el porcentaje de lectores de diarios es del 52,8 %, en España sólo lee el 35,9 % de la población. Navarra y País Vasco son las comunidades más lectoras (57 y 56 % respectivamente). En Cuenca sólo lee el periódico el 13,3 % de la población.
Si bien el problema no es político su solución sí lo es. El gobierno ha desatado un verdadero cambio en lo que se refiere a los hábitos sociales –casamiento entre homosexuales; en la moderación, que impone una actitud reflexiva en la ciudadanía; en el impulso de las nuevas tecnologías; en el aumento de los presupuestos para la investigación y mil detalles más que hacen a los derechos que nos caben como ciudadanos.
Pero no es en el ámbito del gobierno nacional o de las autonomías únicamente donde deben llevarse a cabo tales iniciativas. Corresponde a los municipios poner en acto la revolución que se ha desatado en el orden nacional atendiendo las necesidades de la ciudadanía según las características socioeconómicas de cada lugar.
Si se trata de promover el libro, los políticos locales tendrían que abocarse a algo más que a instalar quioscos de venta. ¿Por qué no organizar la “Fiesta de la lectura”, dedicando una semana completa al evento? Se podría convocar a vecinos, buenos lectores, para leer cuentos cortos; a cuentistas, que sepan relatar; iniciar a los jóvenes y niños en talleres para aprender a escribir, etc. etc., todo esto, claro está con la convocatoria que se hará de editoriales como Edelvives, SM, CCs y tantas otras que gustosamente se instalarían en el pueblo durante toda la semana.
Si de impulsar las nuevas tecnologías, ¿por qué no lanzar unas “Jornadas de Nuevas Tecnologías” aplicadas a la educación? Para eso se contaría con las escuelas e institutos del lugar, pero sobre todo, con las fuerzas vivas del pueblo que colaborarían a cambio de la promoción de sus propias actividades. ¿Por qué no iniciar un “blog” que contenga los eventos de las jornadas, o enseñar a los chicos a investigar en Internet, o explicar a los políticos que cada uno de ellos en el pueblo tendría que tener un “blog” para poner al alcance de la gente sus iniciativas, compromisos y demás? ¿O instalar un wi.fi que cubra todo el pueblo?
Si de leer el periódico, ¿por qué no revitalizar la idea de hacerlo a partir de aquello para lo que se debe consultar en el siglo XXI, explicar su diseño, hacer entender a la ciudadanía que no sirve para informar –aunque lo haga- sino para esclarecer a través de sus comentarios?
Si cada pueblo de España dedicara 4 semanas –una por estación- a estas actividades sin duda la gente abriría las puertas del conocimiento, especialmente los jóvenes, y descubrirían que temas tales como la política, las ciencias, el arte y la cultura también los involucran.
Se recomienda la lectura de un cuento de Asimov “The Fun They have” que habla de ese mundo nuevo a través de dos chicos que se asombran al descubrir un libro. (Ver http://users.aber.ac.uk/dgc/funtheyhad.html , en Inglés)
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