El pragmatismo de Occidente ¿o su miseria?

sábado, diciembre 31, 2005

¡Bienvenido 2006!

(Por Carlos A. Trevisi)


Durante el transcurso de diciembre nos han llegado e-mails en los que sus autores muestran gran escepticismo respecto de las circunstancias que animan no sólo lo político sino también lo social. Si bien es cierto que cualquiera que piensa más o menos detenidamente no puede menos que sentir una gran zozobra por el desuso de valores y el advenimiento de prácticas sociales deleznables, también es cierto que tenemos que asumir infatigablemente una lucha sin cuartel contra esa descomposición en respaldo de la acción que está desarrollando el gobierno de Zapatero.
Acaso animado por una gran dosis de optimismo -lo cual no me inhibe de sostener que el que no es escéptico es porque se niega a ver la realidad- creo que, como nunca antes, tenemos por delante una ardua lucha para lograr que la educación que impartimos en nuestros hogares y la que se imparte desde la escuela se oriente a una puesta en acto de las actitudes que hemos venido declamando largamente pero que, al mismo tiempo hemos desvirtuado en los hechos.
El secreto está en nosotros mismos. Tenemos que discurrir en la búsqueda de una vida interior que hemos dejado por el camino, asumir las actitudes que proclamamos: organizarnos en asociaciones que promuevan el diálogo (ateneos, AMPAs, asociaciones barriales, culturales) de modo que fructifiquen expandiendo mesas redondas , conferencias, jornadas educativas, grupos de teatro, cine debates y mil actividades más que incluyen la actividad política (y entiéndase que política no es únicamente afiliarse a un partido: política es participar, es hacer ver a los políticos qué queremos, empujarlos a que descubran el mandato de la ciudadanía, cerrarles la boca cuando mientan, denunciarlos cuando roben…; un cine debate es política, una mesa redonda sobre frases como "la verdad antes que la paz" de Unamuno o la de “tontón solemne” de Rajoy refiriéndose a Zapatero también son del ámbito de la política; ésta página es política).
Como tantas veces hemos dicho, entre las grandes posibilidades que ofrece el momento actual, la de la participación está calando hondo entre la gente. Los últimos acontecimientos de Hong-Kong con miles de personas en las calles reclamando por una mejor distribución de la riqueza así lo demuestran. Es una ola imparable que se extiende por todo el mundo: desde la joven América hasta la vieja China. Es un movimiento espontáneo, revoltoso que todavía no ha entrado en su faz orgánica. Hay que preparar a la gente para que asuma el cambio y comience a pensar en que tiene que colaborar en su organicidad difundiendo sus principios de generosa igualdad entre los hombres, provengan de donde provinieren.
El año 2006 tiene que ponernos a todos de pie, en pleno cambio.

Nos despedimos con un cordial abrazo y los mejores deseos de que así sea.